Obi: El del alma y cuerpo blanco.
Olofin, que andaba por la tierra conoció un día a un hombre que le llamaban Obí y le impresiono mucho, pues encontró que era una persona justa, sin orgullo ni pretensiones; no era vanidoso.
Entonces Olofin decidió que Obí
viviera muy alto y se buscó una mata de palma, poniendo a Obí vestido de blanco
por fuera y por dentro, llamándose entonces la Palma de Obí (palma de cocos y
cocoteros). Le dijo que su alma seria inmortal y que trabajaría para él.
Le presento a Elegguá a quien
quería mucho, entonces, entre Obí y Elegguá surgió una buena amistad. Fue así
como Elegguá pudo conocer a todos los amigos de Obi: los ricos, los pobres, los
limpios, los sucios, los derechos y los jorobados, los mas desdichados y
afortunados, sin exclusión alguna.
Obi Pierde la
Humildad
Pasó el tiempo y Elegguá percibió un cambio en Obi, desde que había sido encomendado a vivir en lo alto de la palma, la humildad no reinaba en él, la altanería y la soberbia se habían apoderado de su ser.
Un día Obí iba a celebrar una fiesta y le encomendó a Elegguá que se encargara de todas las invitaciones; y como Elegguá había visto lo vanidoso que Obí se había vuelto, para fastidiarlo, invito a todos los pordioseros y vagabundos que encontró a su paso.
Cuando Obí llego y vio la casa llena de tanta gente sucia, se disgustó mucho y les dijo:
“¿Quién los invito a mi casa?” y todos le replicaron “fue el Elegguá”
Obí se enfureció y los boto a
todos diciéndoles que él no admitía pordioseros ni mendigos en su casa. Todos salieron de allí con mucha vergüenza y
Elegguá también se marchó con ellos.
Elegguá se niega
a servirle a Obi.
Un día Olofin le pidió a Elegguá
que fuera a casa de Obí a llevarle un recado, pero Elegguá se negó, y cuando
olofin preguntó por que se negaba a ir a casa de su amigo Obí, Elegguá le conto
que Obí se había vuelto muy altanero y se negaba a recibir en su casa a los
pobres y humildes.
Olofin escucho en silencio el
relato de Elegguá y cuando este término le dijo: “Yo he de enseñarle una
lección a Obí”
Olofin se disfrazó de mendigo y se fue a casa de Obí tocándole la puerta.
- Necesito comida y refugio -dijo olofin disimulando la voz.
- ¿Cómo te atreves a aparecerte en mi presencia estando tan sucio? -le reprendió Obi.
Olofin entonces exclamo:
-
“OBÍ
MEYE LORI EMI OFI” que significaba: Obí, mira quien soy
Obi recibe su
castigo:
Obí trato de enmendar el error al
comprobar que había votado a Olófin, quien le dijo:
“Obí, yo te creía un hombre modesto y bueno,
sin falsos orgullos, ni vanidades; por eso te hice blanco por todos lados y con
un espíritu inmortal; pero parece que, de vivir tan alto, la cabeza se te lleno
de nubes: yo te dejare en lo alto del cocotero, pero caerás y rodaras por la
tierra, para que aprendas que por muy elevado que cualquiera este, también se puede
venir abajo.
Mientras exista
este planeta, te vestirás de verde por fuera y blanco por dentro, cuando te
seques serás negro. Cuando rectifiques tus errores te perdonare.
Mientras tanto,
le servirás a todos los Orishas y les ayudaras a predecir el futuro a todo el
que quiera saberlo, tanto los ricos, como los pobres”